Me gusto destruir y desmembrar a todos esos zombis, me sentí bien al tener en
mis manos una espada y creo que ya me estoy dando cuenta de que pertenezco a
este lugar.
Antes de llegar al décimo foso que el viejo me decía
que medía 11 millas de diámetro, tenía
que practicar más con la estada. El viejo “Luz bella” de ojos rojos cuando se
sacaba la capucha y se encendían esos ojos rojos rejuvenecía su fuerza y vigor
retornaban a su cuerpo y era muy diestro con la espada, me sorprende lo mucho
que sabe de la esgrima, me enseñaba tres veces al día las diferentes posturas y
todas las técnicas, me decía que su maestro era el mejor de todos tenia a sus
hermanos como grandes contrincantes a la hora de practicar.
Pero tenía
que demostrar todas mis habilidades con la espada, una espada vieja, parecía romperse sacada de un viejo ataúd, mi cuerpo pedía
matar a alguien o desaparecer a alguien. Al estar muy cerca de la fachada de la
gran mansión con grandes puertas de entradas, encontré a varios seres que recogían
cualquier cosa del desierto, veía que ellos tenían sus miembros superiores desproporcionados a la cara y su rostro no corresponde al
vientre, por ese motivo estaba obligado
a tener la boca abierta, estos seres nos miraron con tal intensidad gritando
¡carne viva! Corrían hacia nosotros, mi maestro
se sentó en el desierto y me dijo es hora de practicar…
Toda la fuerza entro en mi limpie mi pobre espada
con mi capa, saque mi capucha y corrí
hacia ellos, esos monstruos avanzaban con cuatro patas, tenían grandes garras
en las manos y armaduras, levante mi espada pero no puede ser uno de ellos mordió
mi espada, sus colmillos estaban quebrando mi arma, con toda mi fuerza metí mi
mano en su pecho y antes de que rompa mi espada le saque un musculo putrefacto que encajaría en lo que hoy llamaríamos corazón, el primer
ser repugnante ha caído otro ser se
acerca dejo mi espada y con mis manos
bloqueo sus garras, lo boto, agarro mi espada y se lo clavo en la cabeza, otro
me agarra por el cuello me quiere morder , pero siento también que su olor fétido
adormece mi cuerpo, pero no me dejo vencer mis ojos se ponen más y más rojos y
clavo mi espada atrás mío y mato a ese deforme ser, los demás que estaban allí salieron
corriendo entrando a la mansión.
Mi maestro se me acerco y me dijo ¡cálmate, ya esos
seres desaparecieron sus almas regresaron a su lugar y siento más poder,
recuerda Dartax mientras más matemos más poder tendré y tu más rápido serás
libre…
Mira a ese desdichado ese se llama Learco ¡Ahora es
mío! Ese otro es Gianni Schicci, merecía
morir pues esa basura maltrataba a los demás y suplanto a su padre para dictar cualquier tipo de leyes.
Este el ultimo que mataste que querido discípulo es
Maese Adam un truhan falsificador ¡Ese está vivo! Mi maestro de un salto llego hasta su cuerpo tendido en
la arena, se quitó la capucha lo miro a los ojos - le dijo ¡ahora eres mío! Y aplasto su
cabeza con sus manos, me miro con esos ojos rojos incandescentes diciéndome ¡Ahora
tengo mas poder! Es hora de matar gigantes, es hora de que la luz bella vuelva
a nacer.
